martes, 19 de julio de 2011

Recuerdos para ti, también.



Mi boca balbucea tu nombre, cuando aún ignoraba lo que me decías. Te pedía euforia, y tú me la dabas, como un precioso regalo de complicidad. Cada paseo por Madrid olía a ti y me impregnaba de ese sentimiento de melancolía que me producía tu manera de caminar. A mi lado. 
Hoy, como una broma de mal gusto, pensando en ti, tú estabas ahí  (dándome recuerdos).
Y ahora sé, que la rutina es más rutina sin ti.






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