A
través de huesos rotos y memoria perenne se esmera la supervivencia.
Muy
lejos de la salubridad y apariencias razonables de sobra patentes, me
persiguen los buitres y su carroña. Se alimentan, pero no consumen.
Aún
los hay que prefieren sepultarse en dignidad.
Siempre a gusto del consumidor.
Tú,
que sabes de odio e incoherencia, de inalcanzable excelencia.
Que
dueles, que
quieres.
Y
ya no puedes.
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